Las opiniones acerca de Rolex son muy diversas: algunos adoran la marca, mientras que otros consideran que el rey de la relojería suiza es más bien aburrido. Pero, independientemente de sus preferencias personales, es difícil no admirar hasta cierto punto a este gigante de los relojes.
Rolex juega en su propia liga, y lo lleva haciendo desde hace décadas. Hay algunos nombres muy conocidos de la marca, pero no siempre son los típicos modelos normales y corrientes los que aparecen en mis resultados de búsqueda en Chrono24. Suelen ser los modelos más antiguos y aquellos que son perfectamente imperfectos (al estilo wabi-sabi) los que me llaman la atención.
A continuación le muestro mis cinco relojes Rolex favoritos de una búsqueda reciente en la plataforma.
Daytona Le Mans
Si escucha al fundador de Hodinkee, Benjamin Clymer, hablar del Rolex Daytona «Le Mans» de oro blanco en el episodio de «A Week on the Wrist» del 2 de abril, enseguida se dará cuenta de lo importante que le parece este modelo.
Cuando el reloj se lanzó en 2023 para celebrar el 100.º aniversario de la legendaria carrera francesa de 24 horas, no solo tomó a todos por sorpresa, sino que también trajo a la memoria del Sr. Clymer un antiguo anuncio de una revista de coches de 1964 (el año después de que se presentara el primer Rolex Cosmograph), cuando al Rolex Daytona se le conocía como el Le Mans.
Para la mayoría de la gente, parece un Daytona de acero cualquiera, pero su peso, de 200 g, no es lo único que revela el material con el que está elaborado. También lo hace el fondo de caja visto, que también se puede observar en la versión de platino del Daytona presentada en Watches and Wonders 2023.
Para marcar el centenario de Le Mans, Rolex decidió destacar un «100» en rojo en la escala taquimétrica y agregar un contador de cronógrafo de 24 horas, lo que también explica por qué este reloj está impulsado por el calibre 4132 en lugar del 4131 incorporado en los Daytonas de 2023.
Este no es un reloj para todos; soy muy consciente de ello. No solo se trata de un Daytona, que ya de por sí es difícil de adquirir, sino que es un Daytona de aniversario en un metal precioso que, según mis fuentes, además de haberse producido en una tirada limitada, solamente se ha ofrecido a un selecto grupo de clientes. Y, por lo que tengo entendido, dichos clientes comparten una profunda pasión por los coches de carreras y los eventos icónicos del mundo del automovilismo.
La rareza del Daytona Le Mans explica por qué este reloj, con un precio oficial de 52 000 $ (unos 48 600 €) en los distribuidores autorizados de Rolex, se anuncia por una suma cuatro o cinco veces mayor en Chrono24. Queda por ver qué precio tendrá la versión nueva de oro amarillo una vez llegue al mercado.
Daytona ref. 16520
Y hablando de Daytonas, mi favorito de esta línea inspirada en el automovilismo es la versión con calibre de Zenith lanzada en 1988. Fue el primer Daytona automático de Rolex, el primer Daytona con esfera blanca y el primer Rolex en tener lista de espera. Rolex pasó dos años trabajando en este modelo y adaptando a él el movimiento de cronógrafo de alta frecuencia Zenith El Primero, reducido a 28 800 A/h. Al final, el reloj se presentó con lo que Rolex denominó el calibre 4030, es decir, un movimiento El Primero con unas 200 modificaciones para garantizar la calidad por la que se conocía y se sigue conociendo a Rolex.
Uno de los encantos de esta referencia del Daytona de cinco cifras es su perfil de caja esbelto, en comparación con la referencia moderna 126500 de 2023, algo más voluminosa. Esto, por supuesto, hace que sea más ponible aún. Pero, a nivel personal, para mí también destaca el bisel de acero. El material Cerachrom es una gran invención para los usuarios de relojes a los que no les gusta el desgaste, pero a mí no me molestan los rasguños y abolladuras, y aprecio el aspecto de un reloj que ha tenido un buen uso.
Yo poseo un ejemplo excelente de un Daytona de cinco cifras: una versión con esfera negra cuyas subesferas han envejecido bien, lo que les ha aportado una hermosa tonalidad marrón chocolate conocida como «Patrizzi». Ese pequeño pero obvio detalle aumenta el encanto del modelo, ya de por sí muy codiciado. Puesto que Rolex es famoso por su perfección, cualquier desviación hace un reloj más atractivo aún para los coleccionistas.
Rolex con esfera tropical
Mucha gente considera que un Rolex es el reloj perfecto. Pero la perfección puede ser algo aburrida, especialmente cuando hablamos de relojes. La perfección rara vez es sinónimo de creatividad o color. Esa es parte de la razón por la que los relojes Rolex con esfera tropical son tan fascinantes; al menos para los coleccionistas de relojes deportivos de esta marca.
Estas esferas en cuestión eran negras en origen, cuando se produjeron los modelos Submariner, Explorer y Sea-Dweller en las décadas de 1960 y 1970. No obstante, debido a una mala calidad de la producción y a los efectos de la humedad, muchas de estas esferas iniciales pasaron del negro al marrón chocolate, y algunas incluso a un color arena.
Cualquier desviación de la norma atrae a los coleccionistas. El negro es negro, pero el marrón posee muchos matices, y un Submariner, Explorer, Sea-Dweller o Patrizzi Daytona tropical destaca entre la multitud, lo que eleva los precios notablemente en el mercado secundario o en una subasta. Hace poco tiempo, acudí a la Burlington Arcade, en Londres, y pasé por el impresionante escaparate que constituye la boutique de David Silver, The Vintage Watch Company. El motivo principal por el que me detuve allí fue una colección de relojes deportivos Rolex de las décadas de 1950 a 1980 cuidadosamente seleccionados, incluyendo un espectacular Submariner ref. 5513 con la esfera tropical más impresionante que jamás había visto. Al parecer, el reloj solo había tenido un dueño y venía con estuche y papeles. Cuando le pregunté a David por su precio, me indicó que costaba 90 000 £ (unos 105 000 €). Estaba muy por encima de mi presupuesto, pero ¿cómo se pone precio a la fascinación?
Lo que había sido una esfera negra cuando se fabricó el reloj a comienzos de los años 60 se había convertido en un marrón claro y cremoso que, al menos para mí, lo convertía en el Submariner más atractivo que había visto jamás. Cuando volví a la boutique de David un mes más tarde, el reloj se había vendido. Al inquirir al respecto, David me mostró la foto de un cierto actor de Hollywood al que le deben encantar las esferas tropicales tanto como a mí, pero que goza del privilegio de un mayor poder adquisitivo.
Explorer II Freccione
El Rolex Explorer II presentado en 1971 podría describirse como una rareza. Ofrece básicamente la misma caja que el GMT-Master de aquella época, pero el Explorer II no dispone de bisel giratorio y, por tanto, no encaja en la categoría de un reloj de piloto ni de viajero. En su lugar, una manecilla con una gran flecha indica si se trata del día o de la noche a través del bisel fijo de 24 horas. No se parece a ningún otro Rolex; no solo debido a este bisel fijo, sino también a sus inusuales agujas centrales.
Este reloj estaba destinado a los espeleólogos, es decir, apersonas que no pueden ver la luz solar porque están en una cueva y, por tanto, necesitan saber si es de día o de noche. En este sector hay muchos menos profesionales que entre los pilotos, qué normalmente optarían por un GMT-Master. Esto explica por qué el Explorer II, también conocido como Freccione, nunca disfrutó de una gran demanda y no tuvo mucho éxito en las tiendas.
El Explorer II Freccione ofrece una complicación que es prácticamente innecesaria. Y no solo eso: la distribución del bisel genera confusión, ya que los índices de los minutos no se presentan con los típicos incrementos de cinco minutos, sino que muestran los que están entre ellos, lo cual se corresponde con los índices horarios de bastón del bisel fijo. ¿Confuso? Debería estarlo. Al menos, yo lo estoy cada vez que miro mi propio Freccione. Sin embargo, es precisamente esta peculiaridad la que resulta tan atractiva en este reloj. Es un Rolex, pero no lo parece.
Milgauss 1019
Otro modelo poco convencional es el Milgauss ref. 1019. Este reloj se considera peculiar por su tamaño de caja de 38 mm, que no comparte ningún otro Rolex ni de entonces ni de ahora. El Milgauss se introdujo durante el auge de los relojes Rolex elaborados para el uso profesional en 1956, y se actualizó en 1960 con la ref. 1019.
Al igual que el modelo anterior, el Milgauss 1019 era antimagnético hasta los 1000 gauss (de ahí su nombre) y lo utilizaban científicos del CERN y profesionales que trabajaban en entornos sujetos a fuertes campos magnéticos. La ref. 1019 se ofrecía con una esfera plateada o negra y una caja de mayor tamaño para dar cabida a la jaula de Faraday antimagnética, que se sitúa entre el fondo de la caja y el movimiento automático.
Como el Explorer II Freccione descrito anteriormente, el Milgauss ref. 1019 también posee manecillas poco comunes, por lo que destacó durante su periodo de producción, desde 1960 hasta 1988. De nuevo, es esta rareza la que hace tan atractiva la referencia para los coleccionistas actuales. No se vendieron muchas copias de este modelo, seguramente debido a la inusual forma de las agujas y el tamaño de la caja, pero esta escasez hace que el modelo sea más coleccionable a día de hoy. Aun así, los precios del Milgauss ref. 1019, al igual que los del Explorer II Freccione, tampoco están por las nubes.