Complicaciones: a diferencia de otros ámbitos, en los relojes son algo deseado. Hacen que sean más refinados y, en consecuencia, más codiciados. ¿Pero qué es exactamente una complicación? Pues bien, es todo aquello que aporta información más allá de la tarea fundamental de un reloj de dar la hora. Entre las complicaciones relativamente sencillas, también denominadas «pequeñas complicaciones», se incluyen, por ejemplo, la indicación de la fecha y la fase lunar. Una complicación más elaborada o «gran complicación» podría ser un calendario perpetuo. Por supuesto, hoy en día ya no necesitamos un reloj que nos indique la fecha exacta; lo podemos ver todo con tan solo echar un vistazo a nuestro smartphone. Pero los relojes con complicaciones siguen generando una enorme fascinación y mostrándonos qué es el auténtico arte relojero.
Cuanto más complicado sea un reloj, más piezas debe incorporar su mecanismo. Por tanto, además de resultar más laborioso (y caro) de reparar; muchos relojes con complicaciones también son relativamente grandes, pues todos esos componentes han de alojarse en algún lado. Una mujer recién llegada a este mundillo podría pensar que estas obras de arte están reservadas a los hombres. Pero no: si busca un poco (y no le importa llevar modelos unisex), también puede encontrar algunos magníficos ejemplares en tamaños femeninos o unisex. Hoy me gustaría presentarle algunos de mis favoritos, pues la belleza de lo complicado (en forma de reloj, por supuesto) también nos queda genial a las mujeres.
Indicador de la fecha y el día de la semana: el Rolex Day-Date 36 mm
Empecemos con algo sencillo: el indicador de la fecha y el día de la semana. En este caso, la fecha se muestra a través de una ventana, como en muchos otros modelos. Para ello se emplea un disco giratorio que avanza un poco cada día para indicar la fecha actual. El indicador del día de la semana también se expresa mediante un disco giratorio que rota una vez al día. Puesto que ambas complicaciones son relativamente fáciles de implementar, no requieren mucho espacio, por lo que se pueden encontrar en numerosos modelos de relojes femeninos.
El modelo más famoso con estas dos complicaciones es, sin duda, el Rolex Day-Date. Se trata del primer reloj de cuerda automática hermético y con certificado de cronómetro en el que se muestran tanto el día del mes como el día de la semana por escrito. Para las mujeres, está disponible con un diámetro de 36 mm, un tamaño que queda bien en casi cualquier muñeca. Hoy en día, el indicador del día de la semana del Rolex Day-Date está disponible en 26 idiomas diferentes. Todos los modelos se fabrican en metal precioso y van acompañados del legendario brazalete President. La lista de sus usuarios, entre los que se encuentran numerosas personalidades, es impresionante. Pero más fascinante aún es ver una misma cómo el indicador del día del mes y el de la semana cambiar al unísono cuando dan las doce de la noche. Estas dos complicaciones se pueden describir fácilmente, pero la fascinación de observarlas en persona a medianoche sigue siendo inexplicable.
Cronógrafo flyback: el Blancpain Air Command Flyback Chronograph Automatic 36.2 mm
Los cronógrafos son una de las funciones más prácticas y populares que existen. No solo muestran la hora, sino que también permiten medir intervalos de tiempo. Las pequeñas subesferas, denominadas totalizadores, muestran el tiempo transcurrido. Por lo general, se utilizan dos pulsadores para empezar la cronometración, detenerla y volver la cuenta a cero. Así como en el mundo del automovilismo, este tipo de reloj era muy popular en la aviación, ya que permitía realizar las mediciones necesarias. Sin embargo, en el ámbito militar y en los vuelos sin visibilidad, por ejemplo, puede ser necesario repetir este proceso muy rápidamente. Con un cronógrafo normal hay que dar tres pasos: detener la medición, poner la cuenta a cero y volver a empezar a cronometrar. En caso de emergencia, no obstante, estas tres pulsaciones podrían llevar demasiado tiempo. Con los cronógrafos flyback, la cuenta que está en marcha se puede detener y restablecer con solo activar un pulsador, y al soltarlo se inicia una nueva cuenta.
Hace mucho tiempo que los cronógrafos flyback han abandonado las cabinas de mando para integrarse en el día a día. Su presencia en los relojes de mujer es algo que debemos agradecer, ante todo, a Blancpain. En 1998, esta empresa presentó por primera vez un cronógrafo flyback para damas. El nuevo Air Command de 36,2 mm es un reloj deportivo y moderno equipado con esta función e inspirado en un cronógrafo de los años 50. Al igual que aquel, no solo permite medir intervalos de tiempo con la función de cronógrafo, sino también con el bisel de cuenta atrás. La composición de la esfera y la forma de las agujas y los índices recuerdan al original y conceden al reloj un aspecto vintage. Deportivo, individual y, al mismo tiempo, apto para el uso diario: ¡las entusiastas de la relojería no deberían pasar por alto el Air Command!
Repetición de minutos: el Patek Philippe Grand Complication Minute Repeater
La repetición de minutos no solo es una de las complicaciones más elaboradas, sino quizá también la más hermosa. A través de un mecanismo de sonería con distintos tonos, da la hora de forma acústica. Pero, a diferencia del reloj de una iglesia, por ejemplo, no anuncia la hora a intervalos regulares, sino solo cuando se desea. Y entonces lo hace con una precisión de un minuto. En el Grand Complication Minute Repeater, al igual que en otros relojes, Patek Philippe utiliza un tono grave para las horas, una secuencia de dos tonos para los cuartos de hora y un tono agudo para los minutos. De manera que, si son las 8:42, por ejemplo, el reloj toca ocho tonos graves, dos secuencias de dos tonos y doce tonos agudos.
Si tuviese un Patek Philippe Grand Complication Minute Repeater en la mano, le llamaría la atención de inmediato el pulsador a la altura de las 9 horas con el que se activa la sonería. Con un diámetro de 38 mm, este reloj es perfectamente unisex y podrá pasar sin problemas de generación en generación. La esfera esmaltada y el calibre, que se puede admirar a través del fondo transparente, también resultan impresionantes. Pero el momento en el que se acciona el pulsador y se escucha la sonería es algo que no se puede expresar con palabras. Aunque entienda la tecnología que se esconde detrás de ello, no deja de ser mágico. Así que, si tiene la oportunidad de experimentarlo alguna vez, aprovéchela. No le resultará fácil vivir un momento comparable con un reloj.
Indicador de la fecha y de la reserva de marcha: el Vacheron Constantin Malte Tonneau Tourbillon Platinum
Si echamos un vistazo al Malte Tonneau Tourbillon Platinum, nuestra mirada recae al instante sobre el tourbillon. Pero, aunque se trata de una pieza de alta relojería, no es una complicación. ¿Por qué? Pues bien, aunque un tourbillon mejora la precisión de un reloj independientemente de su posición, no ofrece información adicional. Por lo que, en este caso, las únicas dos complicaciones son el indicador de la fecha y la indicación de la reserva de marcha. En este modelo, la fecha no se muestra a través de una ventana, sino mediante una pequeña aguja. Aunque no resulta de tan fácil lectura, le concede al reloj un aspecto muy agradable.
¿Pero qué es exactamente el indicador de la reserva de marcha y para qué sirve? En los relojes mecánicos, el calibre obtiene su energía de un muelle. El periodo de tiempo durante el cual dicho muelle puede dar cuerda al reloj es la reserva de marcha o autonomía. Así que un indicador de la reserva de marcha muestra, mediante una aguja, cuánto tiempo va a seguir funcionando el reloj hasta que se pare. Una función muy práctica dado que, para conservar bien el reloj, nunca deberíamos dejar que se acabe la reserva de marcha, sino que deberíamos volver a darle cuerda previamente. Pero no sería justo reducir el Malte Tonneau Tourbillon Platinum a sus complicaciones, al tourbillon o a su forma. Es más bien la combinación de diseño, técnica y artesanía lo que hace de este reloj un ejemplar sin igual. Y la única forma de comprenderlo realmente es viéndolo y llevándolo en la muñeca.
Resumen
¿Necesitamos relojes con complicaciones? Racionalmente, esta pregunta se puede responder con un claro «no». Toda la información que nos pueden aportar las complicaciones la podemos ver en nuestro teléfono inteligente, y con más precisión aún. Incluso la reserva de marcha se podría controlar con un temporizador en el móvil. Pero una pasión no se puede explicar de forma racional. Como amantes de los relojes, también en nuestro caso lo decisivo es el componente emocional.
Las complicaciones apelan a lo más profundo de nuestro ser y avivan nuestra pasión. Podemos estudiar la teoría tanto como queramos e incluso ver cómo funcionan en la práctica. Podemos entender todos los detalles y, aun así, quedar cautivados por ellos. Ya jugueteemos con un cronógrafo flyback o con la sonería de la función de repetición de minutos, en esos momentos nos envuelve un hechizo que no podemos explicar de manera racional, sino simplemente disfrutar.
Así que la respuesta es sí, necesitamos relojes con complicaciones. Porque, como entusiastas de la relojería, nos otorgan momentos mágicos.
