Si echamos un vistazo a las marcas más populares en Chrono24 descubrimos que Rolex, Omega y Patek Philippe son las más vendidas en la plataforma. Estas tres marcas también han dominado la imagen de la industria relojera durante la última década, junto con Audemars Piguet, la cuarta marca más popular en Chrono24. Pero, ¿qué es lo que hace que estas marcas resulten tan populares? Echemos un vistazo a algunos de los factores que las han llevado al éxito.
La creación de un gran producto
Obviamente, todo empieza y termina con la creación de un gran producto. Las tres marcas son famosas por fabricar algunos de los mejores relojes del mundo. Rolex y Omega son los líderes actuales del mercado en cuanto a la producción en serie de los mejores relojes mecánicos. Por otro lado, Patek Philippe crea relojes mucho más complicados y lo hace en gran medida con métodos manuales. El nivel de artesanía y calidad está definitivamente por encima del de Rolex y Omega.
Sin embargo, estas marcas no solo destacan en lo que respecta a los nuevos relojes. Las tres han creado algunos de los clásicos más famosos de la industria, y cada una de ellas disfruta de un saludable mercado vintage. Omega es conocida por sus modelos Speedmaster y Seamaster. Patek Philippe tiene en su catálogo uno de los iconos modernos más populares, el Nautilus, y también es responsable de importantes relojes clásicos con numerosas complicaciones, que son muy codiciados por los coleccionistas de alto nivel. Rolex tiene varios modelos vintage muy populares, como el Submariner, GMT-Master, Datejust y Day-Date, que han ayudado a definir la industria relojera tal y como la conocemos hoy en día. Pero la popularidad de estas marcas se debe a algo más que a los relojes.
El mundo del lujo
Cada uno de estos fabricantes ha conseguido crear un aura de lujo en torno a su marca. Lo que quiero decir es que tienen una imagen exterior de exclusividad, gusto exquisito y lujo fastuoso que atrae a un gran público. Estas empresas pertenecen a ese mundo y ofrecen a los consumidores la posibilidad de entrar en él, comprando uno de sus productos.
Además, Rolex y Omega han creado el «Mundo de Rolex» y el «Planeta Omega», respectivamente, donde ponen al día a los aficionados sobre sus últimas colaboraciones en el mundo del deporte, el cine, las artes, etc. Esto ha dado a ambas marcas una plataforma sólida que va más allá de la relojería.
Momentos históricos
Aunque pueda responder a una forma de marketing moderno, tanto Omega como Rolex participan desde hace años en acontecimientos que han hecho historia, y algunos de estos momentos han contribuido en gran medida al éxito de las empresas. Un ejemplo es el vínculo entre el Omega Speedmaster y la exploración espacial, durante la llegada a la Luna el 20 de julio de 1969. Este logro es, sin duda, la historia más importante de la relojería.
Lo mismo ocurre con Rolex y su patrocinio de las hazañas históricas del alpinismo. Aunque ahora sabemos que Sir Edmund Hillary no llevaba su Rolex en la cima del Monte Everest en 1953, sí sabemos que formaba parte de su equipo. Rolex proporcionó a la expedición inglesa, y a muchas otras expediciones anteriores, relojes especialmente modificados que podían soportar condiciones extremas a grandes alturas. Cuando Hillary y Tenzing Norgay conquistaron el Everest el 29 de mayo de 1953, se inició el legado del ahora famoso Rolex Explorer.
Patek Philippe tiende a su vez a centrarse más en las tradiciones familiares y el patrimonio relojero a la hora de comercializar sus relojes. Sin embargo, la participación de Omega y Rolex en algunos de los mayores logros de la humanidad ha supuesto maravillas para sus marcas.
Los famosos y sus relojes
El mundo de la relojería está lleno de celebridades y estrellas del deporte que actúan como embajadores de la marca. El mejor embajador de marca es, por supuesto, aquella persona que encaja con la marca en términos de personalidad y estilo.
Las tres marcas de las que hablamos han conseguido embajadores icónicos. Aunque Patek Philippe no tiene ningún embajador oficial de la marca, sus relojes los llevan algunas de las personas más famosas del mundo, como Brad Pitt, Eric Clapton, Ed Sheeran, LeBron James o Jay-Z, y la lista no acaba ahí.
Omega y Rolex, por su parte, cuentan con embajadores oficiales de la marca de una amplia gama de industrias. Rolex se enorgullece de patrocinar a muchos atletas, como Roger Federer y Tiger Woods. La empresa también apoya el cine y las artes y trabaja con celebridades como Martin Scorsese, James Cameron, Plácido Domingo y Cecilia Bartoli.
Lo mismo ocurre con Omega. Estrellas del cine como George Clooney, Daniel Craig, Nicole Kidman y Eddie Redmayne son rostros destacados de la marca. Las modelos Cindy Crawford y Alessandra Ambrosio también tienen vínculos con Omega. En cuanto a los deportes, el deportista más famoso de Omega es el golfista Rory McIlroy. Todas estas celebridades ayudan a crear una imagen de éxito para las marcas al llevar sus relojes.
Cultura moderna
Sin embargo, las marcas no solo se asocian con personas famosas. También han consolidado su lugar en la cultura popular colaborando con algunas de las franquicias y eventos más importantes del mundo. Por ejemplo, Omega mantiene desde hace 25 años una relación increíblemente exitosa con la franquicia de James Bond. La marca también es la cronometradora oficial de los Juegos Olímpicos, una de las colaboraciones más antiguas de cualquier marca de relojes.
Rolex es el cronometrador oficial de muchos torneos de tenis y carreras de Fórmula 1. Además, la marca ha patrocinado algunos de los eventos de vela, hípica y golf más prestigiosos del mundo. La empresa ginebrina también está vinculada a festivales y salas de música clásica y es socia de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, la organización que está detrás de los Oscar.
Estas tres marcas han ido más allá de la fabricación de relojes para convertirse en fenómenos culturales de alto nivel. Eso es lo que hace de ellas las más deseadas del mercado, y la razón por la que la gente quiere comprar sus productos. Al fin y al cabo, de eso se trata: de la insuperable sensación de llevar un reloj excepcional en la muñeca.
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