La mayoría de los amantes de la relojería suelen asociar de inmediato cada marca con uno o dos modelos clave: Audemars Piguet y el Royal Oak, Rolex y el Submariner, Omega y el Speedmaster… Se hace a la idea. Pero, en realidad, todas estas marcas ofrecen múltiples colecciones con una miríada de alternativas en cada una de ellas. Por supuesto, no todos los modelos disfrutan del mismo éxito. Algunos languidecen en la oscuridad, ignorados en gran medida por las compañías que los fabrican y la comunidad relojera en general, y con razón. Sin embargo, otros se ven ensombrecidos injustamente por sus hermanos más famosos. Estos modelos suelen tener un grupo de seguidores muy apasionado, pero está claro que forman un nicho en la industria. Aunque estos relojes también se venden, es poco probable que se los veas puestos a mucha gente.
Esto tiene algo de bueno, en particular para aquellos que estén buscando un buen trato en el mercado de segunda mano. Y es que la calidad y los estándares de producción de las marcas no varían según el modelo; no es algo que se puedan permitir. Algunos modelos quizá sean más complejos u ofrezcan un mejor acabado, pero en lo fundamental todos comparten los mismos estándares básicos. Así que es posible comprar un reloj de una marca bien conocida y obtener todos los beneficios asociados a ella sin necesidad de pagar un precio exorbitante. A modo de ejemplo, aquí tiene cuatro modelos de grandes marcas que creemos que están infravalorados.
IWC Aquatimer Automatic
La International Watch Company o IWC es famosa sobre todo por sus relojes de aviador funcionales y con estilo. Los que prefieren algo más clásico quizá opten por un elegante ejemplar de las colecciones Portugiesero Portofino, pero existe otra opción menos conocida para los amantes de los deportes acuáticos: el IWC Aquatimer Automatic. El Aquatimer, que forma parte de la gama de IWC desde la década de 1960, es un robusto reloj de submarinismo que no encontrará en la muñeca de aquellos que solo bucean entre los papeles de su oficina.
Alojado en una cómoda caja de acero inoxidable de 42 mm de diámetro y 14.2 mm de grosor, el Aquatimer incorpora un bisel externo con agarres ligeramente redondeados y hendidos. Su estética se inspira en el Ocean 2000 diseñado por Porsche, un remanente de la colaboración de estas marcas en los años 80. El elemento más distintivo del Aquatimer, no obstante, es su bisel giratorio interno, que incluye un índice triangular luminoso y una escala para medir tiempos de inmersión. Cuando se gira el bisel externo, el bisel interno rota simultáneamente gracias a un sistema de embrague deslizante. Se trata de una pequeña novedad que a mí me gusta mucho. Como es habitual en IWC, el diseño de la esfera es muy limpio y legible, incluso cuando la iluminación es escasa. Además, integra una práctica ventana para la fecha. En su interior late el calibre 30120, que ofrece una reserva de marcha de 42 horas. Las versiones más recientes también presentan el sistema de cambio rápido de brazalete de IWC, que permite alternar fácilmente entre una correa de caucho y un brazalete de acero sin necesidad de herramientas.
Omega Seamaster Aqua Terra 150M
Le guste o no, el Omega Seamaster Aqua Terra 150M siempre estará a la sombra de su hermano mayor, el icónico Seamaster Professional 300M. Es una lástima, pues se trata de un reloj fantástico para iniciarse en el mundo de la relojería y ofrece una relación calidad-precio increíble. Por supuesto, en los últimos años, Omega ha trabajado duro para centrar la atención en el Seamaster junior. Con el patrocinio de algunos famosos, diseños actualizados y, por supuesto, la inclusión de un movimiento de manufactura con certificado de cronómetro, el Aqua Terra ya no pasa tan desapercibido como en el pasado.
Las nuevas versiones vienen en cajas de 38 mm o 41 mm, frente a los 41.5 mm de los modelos más antiguos. La variante de 41 mm ofrece una alternativa viable y considerablemente más barata al clásico Rolex Datejust 41. La caja luce una combinación de acabados cepillados y pulidos, y la esfera presenta un patrón de teca horizontal inspirado en las cubiertas de madera de los yates de lujo. Tras la esfera se halla el calibre Omega Master Chronometer 8900, con dos barriletes y una reserva de marcha de 60 horas. Puesto que su resistencia al agua es de 150 m, el Aqua Terra se podría considerar más bien un reloj deportivo casual que se puede llevar bajo el agua y no un reloj de buceo profesional como el Seamaster 300M.
Rolex Explorer II
Hoy en día, cuesta argumentar que algún reloj deportivo de acero de Rolex esté infravalorado. Y, sin embargo, estoy convencido de que el Rolex Explorer II no recibe todo el reconocimiento que se merece. Este modelo ofrece más o menos la misma funcionalidad que un Rolex GMT-Master II por una suma considerablemente más baja (al menos en el mercado de segunda mano), por lo que es una alternativa fantástica para aquellos que prefieran un ejemplar menos omnipresente.
Hay que admitir que no posee un bisel de cerámica ni un movimiento de nueva generación (por ahora) y, con sus 42 mm, es algo menos versátil que otros relojes similares de menor tamaño. No obstante, el Rolex Explorer II es un icono por derecho propio, ya que ha formado parte de la colección de la marca desde 1971. Está disponible con una esfera blanca o negra, y obtiene su impulso del calibre automático de Rolex 3187, con certificado de Superlative Chronometer, lo que significa que ofrece una precisión de +/-2 segundos al día. Al igual que el GMT-Master II, muestra una segunda zona horaria mediante una manecilla GMT central naranja, pero, a diferencia del anterior, el bisel del Explorer II es fijo.
Vacheron Constantin Overseas Automatic
A pesar de todos los esfuerzos de Vacheron Constantin, el Overseas Automatic nunca ha logrado permanecer en el punto de mira demasiado tiempo. Para ser justos, la marca es conocida ante todo por sus relojes tradicionales con un gran número de complicaciones. Aunque no cabe duda de que VC es más que capaz de crear un reloj deportivo de acero de lujo de la mayor calidad, el Overseas nunca ha logrado despegar como sus posibles competidores: el Patek Philippe Nautilus y el Audemars Piguet Royal Oak.
Irónicamente, esto son buenas noticias para quienes no quieran pasarse años en listas de espera o desembolsar una cantidad desorbitada de dinero en el mercado de segunda mano. Lo cierto es que el Overseas Automatic es un reloj deportivo de lujo excelente con un precio relativamente asequible en comparación con sus semejantes, en particular en acero. La caja de 41 mm se adapta cómodamente a la muñeca y aloja un movimiento automático de fabricación propia decorado con el Sello de Ginebra. La esfera minimalista es elegante y discreta, y está disponible en diversos colores. Yo personalmente prefiero la esfera negra, pero la versión azul también es bastante atractiva. Y no olvidemos el brazalete de acero, con un hermoso acabado, que ofrece un sistema de cambio fácil para poder alternar entre las correas de cuero y caucho adicionales que vienen con el reloj.
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